Inicio aquí, tras un paseíto por el desierto, la crónica correspondiente a la cena del pasado viernes 6 de marzo de 2009. Impostad el espíritu y poned voz pijo-cazallosa de Joaquim Peiró….aquesteee nitttt guapeee a l’Apandaunnnnn…
Llegué cual cagallón por acequia desde la Autónoma a casa de mi abuela, en casa estamos de obras, sobre las 21:30 horas del día de autos. Ciertamente olía a papa frita y sudor de submarino coreano, lo cual no sabes nunca si es una guarrez o un plus de “sexapil” en estos locos tiempos de tanto Chicago Boys y Riviera Girls ...que no se diga que no cito a mis fuentes: (WASP, Johan: Introducción meta-sociológica al sinsentido postmoderno: del contumaz pijo-mamarrachismo de los Chicago Boys a la estética trans-puteril de las Riviera Girls; Tesis Doctoral en seis volúmenes; Facultad de Falangismo Constitucional y Holocausto de Civilizaciones; Universidad Pontificia de Conejares del Tomelloso; Cuenca; 2006.)
Como de costumbre me pasé la escobilla del wáter por debajo de los aleronis, me eché medio litro de colonia de los chinos y me tiré por las escaleras del quinto piso, pues me he demostrado experimentando en mí mismo que tardo menos así que bajando por el catatónico ascensor.
Ya en la calle, impostando un “je ne se qua” meticulosamente despeinado, no debido a mi clase inherente, sino a las 457 vueltas de campana y tres empastes menos por mi contumaz negativa en utilizar la caja que sube y baja; me recoloqué el bisoñé de verdadero pelo de mofeta viuda comprado de estraperlo en Andorra la Vella, me subí la bragueta, eructé (olía a chorizo) y me tiré un pedo de los tremebundos, que se comió uno que venía detrás silbando el himno del Madrí….ole la sétima.
De esta guisa empecé a subir la calle Comtesa de Sobradiel con más dificultades de las previstas, pues me había dislocado la epífisis iliaca de la rótula. En llegando a la plaça Regomir y cuando ya mi cuerpo, en estado casi de rigor mortis, rotaba a la derecha escórcicamente sobre sí mismo para tomar la calle Regomir, que hace bajada hasta el mar, empecé a oír los graznidos burrescos de lo que a todas luces imaginé eran una panda de mequetrefes de la ESO hasta el ojete de sangría, o peor, mutatis mutandis, una panda de mequetrefes del Liverpool hasta el ojete de sangría y paella de Las Ramblas, celebrando avant le lettre la chorreada a la que iban a someter analmente a los del Caballero del Honor...Sin lugar a dudas tendrían que formar parte de la lista de armas de destrucción masiva de la ONU; no la sangría ni la paella, que quizá, sino los mequetrefes de la ESO y del Liverpool.
Andaba yo cagándome mántricamente en el Conseller Maragall y en las compañías de vuelos baratos mientras bajaba la calle, cuando escuché cómo desde la turbamulta que se me avecinaba alguien dijo….. “Paco, Paquito…..joder, pero si es el Capel”, a lo que la simiesca mesnada, que en ese momento intentaba tirar un andamio de un edificio de seis pisos a rodillazos y dentelladas, vociferó cual Fuenteovejuna: ¡¡¡¡¡¡CAPEL!!!!!!!.
El epatamiento emocional que me produjo tal exhibición de atrocidades fue de tal calibre que me vi subrepticiamente impelido a hacer un mutis por el foro y desaparecer cual vil rata del desierto. Intenté disimular entrando distraídamente en un local de kebaps mientras silbaba “Hijo de puta…hay que decirlo más” pero el dueño me echó a bastonazos, el muy tunante, después de pedirle tartamudeando por los nervios, un tubo de Hemoal, creyendo yo erróneamente, que había entrado en una farmacia. Al salir ya me esperaban aquella caterva de dipsómanos impenitentes, profiriendo alaridos rimados, pútridos eructos y ostensibles gestos subhumanos. ¿Por qué no estudiaste en los maristas, Paquito? me iba diciendo, mientras me daba repetidamente con el occipital en una fuente de hierro colado….
De lo que ocurrió desde entonces hasta que llegamos al restaurante tengo un vago recuerdo, pues mi Súper Ego freudiano ha querido hacer un bloqueo psicológico-anal incapaz de soportar tanto choteo y hooliganismo variado, además de por la sencilla ecuación de que mi dura madre occípito-pituitárico-peneana es menos dura que la dura fuente de hierro colado. Atemorizado de poder ser reconocido por alguno de mis jóvenes epígonos de la Autónoma, escondíme bajo mi exigua chaqueta de pana demodé, mientras me llevaban a rastras pasando por las calles Ciudad, Bisbe Irurita y Pla de la Seu hasta el dichoso párking; soporté como pude la ristra de lindezas sexuales que iban gritando a las abuelas de ochenta años y exabruptos varios a las niñas de quince. Intentaron robarle la cesta con el dinero a un pobre acordeonista rumano (¡¡¡te has hecho daño????)….suevos, vándalos y alanos; vikingos, arapahoes y Chirikawuas aún aprenderían de semejantes engendros gibáricos. Ofrecen un máster de cuatrerología en la UAB y se forran…
Pero lo peor aún estaba por llegar: tras mearse dolosamente en la tapia del parking, me obligaron a meterme en un coche robado, acabando de hundirme el occipital en el canto de la puerta, conducido éste por el “Sevilla”, alias trullero de cavernícola sin par que ha diversificado sus tropelías entrando en el maravilloso mundo del import-export: conocido en todas las comisarías de aquí hasta Huercal-Overa por su implicación en el caso de la venta ilícita de 27 millones de condones de porexpán al ayuntamiento de Tegucigalpa; obligáronme a escuchar una música infernal a todo trapo, mezcla diabólica de Cañita Brava y Death Metal y a asistir a un alarde de conducción canallesca, patética emulación del Vaquilla en las épocas en que se tomaba la metadona en porrón… El interfecto que se hace llamar “Sevilla” por sus secuaces, perpetró los siguientes cargos de terrorismo automovilístico: se saltó quince semáforos y siete stops, derrapó en 23 rotondas, atropelló matarilemente a siete monjes budista que cruzaban hacia el puerto; llegó hasta Montcada y Reixac cuando íbamos al Port Olímpic y el muy animal dijo sin inmutarse, en su jerga medio taleguera medio etrusco-chino-gallega: “no hay poblema…ya doy la güerta”…esto a 147 por hora y con un ducados en la mano. Me cagué por la boca y juro que me mee por el culo.
En llegando al restaurante, creyendo que ya no me quedaba nada más por ver aquella fatídica noche, sentí desfallecer mi alma en mi pobre exangüe cuerpo cuando al entrar por la puerta vi a chorrocientas personas profiriendo alaridos educadamente. Nos hemos equivocado de local, no hay duda, -me dije-….pero al ver que los simios que me secuestraron entraban y empezaban a comerse los ganchitos a puñados, recaí en mi craso error. Entré así, como quien no quiere la cosa, a lo que me pareció un raro encuentro, una convención de mormones en el Festival Anual de los Amigos del Rifle, promocionado todo por los supositorios de la tía Zurrapa: “Endíñese tres por vía rectal y cagará usted como el mejor manatial”. Fabuloso. Arde la notte.
Reconocí, cual fata morgana, a la mayor parte de los allí presentes, pero no los conocía…como si los viera en una vieja película que alguien te ha contado mal, y eso me dio miedo. El efecto no se hizo esperar: huí como toro espantado buscando la querencia a las tablas y me puse en una esquina de la larga mesa, lejos de aquellas señoras pintadas fumando, con la mirada perdida en un plato de jamón. Lo que yo sentí no sería tan raro, pues en esa esquina de mesa nos acabamos sentando 17, la flor y la nata del C.A.J.A., que para quien lo quiera saber es el Komintern del grupo de estudios tántrico-budistas de ovejitas descarriadas del Cotolengo; todo esto mientras asistíamos impertérritos a la cara de desaprobación matriarcal de Miss Cagarro Tieso “Bésame los pies” del 86, alias “La Tía Zurrapa”, sí, sí, la misma de los supositorios, enemas y derivados del canuto gros. En casa del herrero cuchara de palo. Y es que hay cosas que no cambiarán ni con tres glaciaciones más.
Ya más tranquilo departí con los míos (los de siempre), entre plato y plato del excelente yantar, menudencias cuchufleteras propias de una cena desenfadada entre iguales: la cara de felatriz-tragapollas, valga el pleonasmo, que sigue teniendo fulanita, mientras mi amigo el “Comadreja” no paraba de mirarla con aviesas intenciones; el amigo que se viste y calza de Julio Iglesias: creo firmemente que toma el sol metiendo la cabeza en el microondas y la crema rejuvenecedora se la venden en la Asland; el don de palabra y lenguaje no verbal que sigue teniendo el del jarabe: se pone a correr solo y llega segundo, lástima no cogiera el micrófono y nos amenizara la noche con una ¡¡¡ …una muñeca chochooona o un perrito pilooooto…!!! (qué fenómeno del verbo florido han perdido las cuchipandas de barrio y las loterías de abuelas); qué manía tiene la gente en exhibirse en estas putas cenas, parecía un bautizo de la Galicia profunda, sobretodo ellas: pandilla de cacatúas, llevaban colorete hasta en el clítoris; la pinta de mafioso chungo que tiene el personal del local; lo mucho que echamos de menos el Festival de Humor Financiero del Jerifalte de los Chicago Boys: me dijeron que estaba en la cárcel, cosa que no me extrañó…en la presentación del último libro de Julián Muñoz “Aprenda en 15 días a robar más y mejor”….ahhh, qué placer; bueno, al menos vino Bernardo, que canta mejor y es menos pesao, aunque no nos hace reír tanto; la pena que mis primos Manolito y Félix no estuvieran allí para soltar un par de mantecaos en forma de “conciencia de clase”, con cariño castrense, para espabilar a semejantes gilipollas, que no dejan de mirarte como si les debieras dinero.
Y así acabó la cosa, no hay mucho más que contar, puesto que después algunos fuimos a un local de al lado, donde lo de menos era la música, el Pato WC que regalaban para beber y la gente; 50 imbéciles le estábamos mirando el culo, iconográficamente estético diría yo, a una rubia de bote que jurará trabajar bailando, no sé qué pensará su madre si algún día la ve “bailando así”. Asistimos en directo a una paliza de una basura gorilera a unos Machupichus mamados y cuando la cosa se puso tan fea que empecé a sentir una vez más, y ya son innumerables, vergüenza de llamarme humano, decidí ir a dormir con mis dos reinas, mi Eva y la perla que lleva en su preciosa barriga.
Parecerá, se intuirá, se interpretará, se tenderá a creer que esta crónica ya no es como las anteriores, y al perspicaz que lo vea así no le faltará razón. Llamadme idiota romántico pero el viernes creo que se me rompió algo dentro. Yo al menos lo viví así. Eché de menos las primeras cenas. Eché de menos nuestras cenas.
La verdadera patria de los hombres es su infancia. Si esta gran verdad es verdad, creo absolutamente necesario hacer un golpe de estado bolivariano contra el imperialimmmo para poner las cosas en su sitio. No quiero exhibiciones, no quiero diálogos empaquetados ni frases para quedar bien. En mi infancia, que todos reconstruimos a golpe de recuerdo, no cabe tanta GENTE. Sólo estoy bien con quien estoy bien, con quien me hace sentir bien, con quien comparto a fondo lo poco que puedo dar; el resto, los que me hacen competir a trote cochinero en un concurso barato y patético de quién es el que ha llegado más lejos, ha ganado más dinero, tiene más jamones colgando del techo o la tiene más larga, lo siento, me aburren, me hastían, me sobran. Supongo que para ellos debo ser un perdedor…y probablemente tienen razón…en su mundo. Quizá el problema de fondo sea ese: compartimos la misma realidad, pero somos de distintos mundos. Y no estoy dispuesto a viajar a otros planetas…estoy muy a gusto en el mío…en el nuestro.
Para que la cosa no acabe tan seria os linko un vídeo que Juanito el “monaguillo parafílico”, Daniel “Danielovitch” y yo mismo, “la vil rata del desierto” hemos grabado un vídeo, cantando el que creemos debería ser el himno fundacional del CAJA.
Esperamos que os guste.
http://www.youtube.com/watch?v=MXolkYmTzsQ
Una forta abraçada
Pakitet
Secretaria Tècnica del C.A.J.A. (Confraria d’Amics d’en Jordi Amat).
Por cierto, las críticas buenas me las enviais a mi correo personal, las malas las podéis enviar directamente a Atomarporculotevas@cogiditodelamano.com
martes, 31 de marzo de 2009
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